MARIETTE LYDIS, dibujos y grabados
MARIETTE LYDIS
DICIEMBRE 2023
Caminando por las ferias y por las galerías del mercado secundario, siempre nos encontramos con algún dibujo a lápiz, arrancado de un cuaderno y montado con toda la pompa en un sólido marco que contrasta con la levedad y transparencia de la anotación, haciéndola parecer aún más frágil. Hasta ahora, las artistas cuya intimidad pude ver expuesta de esta forma fueron Leonora Carrington, Liliana Maresca y Mariette Lydis. Evidentemente existe un morbo, si no una necesidad, de sacarles hasta la última gota de jugo, de encontrar en sus trazos algún secreto oculto o gesto brillante. Se difumina por completo el límite de la obra. La capacidad de decisión de las artistas sobre lo que eligen posicionar en el pedestal del arte queda de lado, ya que todo lo que sus manos tocaron se vuelve reliquia.
Este fenómeno ocurre más que nada entre fantasmas. Son pocas las artistas vivas que ven sus bocetos cuidadosamente arrancados de un cuaderno cotizando en una casa de subastas. El dibujo, las pruebas de artista, se vuelven rastros, pruebas de una vida evaporada, guardianes de un pensamiento suelto, de una idea, de un error, que en su nimiedad representan un instante de existencia pleno, un cuerpo presente que conecta con los materiales dejando su huella.
El gusto de husmear entre los efectos más personales de las artistas combina algo de violencia con erotismo. En el caso de Mariette, el componente sensual de este espionaje resulta hasta redundante con el contenido de su obra, con la ejecución extremadamente suave de los cuerpos.
En la muestra se pueden ver grabados que corresponden a la producción de cuatro libros de lujo para los que ella realizó las ilustraciones: Criminelles (1927) Le chant des Amazones, de Henry de Montherlant (1931) y Fragments de Sappho (1932).
Mariette había crecido en una familia burguesa en la Viena de fin de siglo, donde tanto ella como su hermana y su madre participaban activamente de una escena intelectual y artística de vanguardia, que daba espacio para cierto feminismo blanco y algo de pluralidad étnica, dígase “progre”. Las tías y amigas de la familia, eran además filósofas, políticas, profesoras, doctoras.
La vocación artística de Mariette no se manifiesta profesionalmente sino hasta sus 35 años, cuando vivía en la mansión en Grecia de su segundo marido, de quien toma el apellido velando así su origen judío. Tal vez la creatividad traída por su vida suntuosa y la proximidad del Mediterráneo, o tal vez el embole provocado por el sopor del privilegio, la empujan a crear ilustraciones para el Corán y para un libro de cuentos de inspiración china. Es entonces que resuelve emprender un viaje en busca de editores que decidan publicar su material. Se dirige primero a Alemania, donde logra su cometido. A su regreso decide abandonar la comodidad de su mansión y su matrimonio para mudarse primero a Florencia, desde donde el albor del totalitarismo de Mussolini la ahuyenta hacia París. Allí se instala, en 1926, por más de una década. La inspiración que toma de la miniatura persa y del grabado japonés en sus primeras obras se verá luego reforzada por el vínculo con el pintor Tsuguharu Foujita, a quien conoció en París y de quien se vuelve amiga y discípula, tomando para su obra sus usos del blanco y la característica mancha de grafito que rodea a los cuerpos desnudos en forma de una nube oscura. Esta fuerte influencia asiática es posiblemente uno de los factores que vuelve tan atractiva, a nivel estético, a la obra de Mariette entre los jóvenes un siglo más tarde, a los que el animé y el manga nos cagaron la cabeza y nos enseñaron a respetar el planeta. Esta influencia, combinada, sobre todo en su pintura, con la paleta oscura y fría del manierismo italiano y la escuela veneciana, da un resultado delicioso que me lo quiero comer.
Durante los años ‘20, las capitales europeas como Berlín o París representaban un foco en los avances de las ideas del feminismo y en la cultura queer. El desencanto con la cultura europea provocado por el desenlace de la Primera Guerra Mundial abre las puertas para un quiebre cultural, estético e ideológico. La participación de las mujeres en la Guerra fragmenta toda idea de superioridad viril. Tras la revolución rusa, las mujeres de esa nación obtienen una serie de derechos que tardarán décadas sino casi un siglo en instalarse en otros países, como la paternidad compartida, el divorcio por mutuo acuerdo, la licencia por maternidad y una serie de derechos reproductivos como cuidados pre y post natales, o el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.
En 1919 se abre en Berlín el Instituto de Investigación Sexual, en el cual muchas personas encuentran apoyo, acompañamiento y cuidados médicos, incluyendo procedimientos de afirmación de género. Proliferan los bares queer, el porno gay y lésbico tanto en forma de revistas de alcance internacional como en películas y espectáculos. El contexto se vive como algo liberador, revolucionario, y que nunca avanza lo suficientemente rápido. El contraste con las regiones rurales y conservadoras es brutal: en estos entornos, los ideales que constituyen su mundo se están resquebrajando a una velocidad alarmante.
Es en este contexto que surgen las imágenes que se pueden observar en la muestra. Las aguafuertes de Lesbiennes y Fragments de Sappho, las litografías de Le chant de les Amazones, se explican por contexto: era tanto una tendencia como una necesidad materializar la vivencia erótica femenina. Fue incluso junto a Govone, su tercer marido editor, intelectual y fascista, que algunas de estas obras salieron a la luz. Posiblemente también surgieran de la propia vivencia de la artista, abiertamente bisexual. El caso del libro Criminelles, es, por otro lado, un tanto particular. La artista se veía fuertemente atraída, desde su esfera burguesa y privilegiada, hacia los márgenes de la sociedad. Su propia familia había sido devastada por la crisis de salud mental a la que se enfrentaba la sociedad de la época, atrapada entre tragedias inmanejables y un fuerte negacionismo y represión ante la diversidad psicológica y funcional. El hermano de Mariette fue internado desde su juventud y la hermana, a quien adoraba, se quitó la vida en 1921. Las instituciones de encierro representan para la artista una atracción magnética. En 1927 configura este libro de aguafuertes con una tirada de 75 ejemplares que representa a 24 mujeres privadas de su libertad. En la muestra vemos dos ejemplos de los que tenemos un reporte periodístico: el de Milena V., quien se enamora del director de su escuela y asesina a la mujer y la hija; y el de Catherine H., de gesto suplicante, una chica obediente y responsable de 17 años que se acuesta con una mujer y luego es acusada de violar y matar a dos infancias en el bosque, si bien ella no admite ni recuerda los eventos. Más allá de la culpabilidad de las condenadas, son este tipo de crímenes los que al día de hoy sirven como ejemplo escandaloso para perpetuar las ideologías represivas sobre el género y la sexualidad, mientras quienes estadísticamente perpetran la mayor cantidad de violencia sexual disfrutan siempre de la máxima impunidad.
Hacia fines de la década de 1920, se vive “la gran depresión”, un período de recesión que afectó las economías de Estados Unidos y Europa, provocando, en Alemania, también afectada por el tratado de Versailles, una hiperinflación violenta. Se dice que la gente prefería quemar billetes para calentarse en invierno, ya que eran mucho más baratos que la leña y el carbón. El desenlace de este quiebre violento entre la burbuja de progreso ideológico vivida en los sectores de privilegio de las grandes ciudades, y la frustración cultural y económica que devastaba al resto de la población, fue el auge de los movimientos de ultraderecha como el Nazismo. En 1932 el partido Nazi gana las elecciones, y al año siguiente Adolf Hitler es nombrado canciller por una serie de gobernantes conservadores que creían “poder controlarlo”. Todos los derechos adquiridos durante la última década fueron pulverizados: las mujeres fueron destinadas a dedicarse a “Kinder, Küche, Kirche” (Niños, Cocina e Iglesia), reprimiendo todo grupo feminista y quitando los avances legales que se habían concretado en ese ámbito; y la homosexualidad, junto con la diversidad de género, fueron condenadas al destino más terrible creado por un aparato de terrorismo de estado, similar al que fueron sometidas millones de personas judías, quienes conformaban gran parte de la clase intelectual y progresista de la época, y romaníes. Tras la invasión Alemana a París Mariette se exilia a Inglaterra y luego a Buenos Aires, donde vive sus últimos años tranquila pero decepcionada.
El fantasma de esta Mariette joven, en forma de dibujo y de grabado, no viene sólo a deleitarnos con su belleza y suavidad: su gesto es un gesto político, que llama a mantenernos unidxs, a trabajar gratis más de lo que ya lo hacemos para cuidarnos y defendernos entre nosotrxs y sobre todo a quienes se encuentran más vulnerables ante estas oleadas de violencia ideológica. Deprimirnos y angustiarnos, hundirnos en el adormecimiento de la tristeza y el individualismo es una de sus primeras tácticas. No debemos dejarnos llevar por la catarata de noticias desgarradoras con las que nos van a amedrentar, hay mucho por lo que es crucial estar atentxs y enterxs. Mantenernos firmes, descansar y disfrutar, cuidar nuestra salud mental y física, son estrategias cruciales para mantenernos vivxs, fuertes y activxs ante un contexto reaccionario.
RENATA MOLINARI
obras cortesía de
Galería Vermeer