Qué dibujar?
Marcelo Alzetta
diciembre 2021
La pregunta Qué dibujar? es peregrina y observadora. El “qué” nos enfrenta a que hay algo que va a ser dibujo y solicita la búsqueda en los espectros de la memoria. En la digresión del recuerdo que ponen sobre el papel, es difícil ver dibujos siendo menos que una idea, están siempre cercanos a las palabras. Pocos sobreviven en ese estado etéreo que linda con la nada, son ejemplares interesantes, que nos cuesta diferenciar de manchas de humedad o vapores en el aire. Si pasan desapercibidos, como si no existieran es porque los ojos aturdidos o ansiosos son menos capaces de percibirlos y en general los confunden con brumas o algo bucólico cuyo atractivo no pareciera estar disponible. Los ojos adictos son los que cuentan una historia de traumas, TV y resistencias y buscan constantemente el impacto del efecto. Estos ojos rechazan la glosa del dibujo y deciden la curva filosa, el negro macizo, la figura nítida, el pasaje corto, sin importar la identidad secreta que se esconde en ese dibujo solucionado. Son la tenuidad y la monocromía de la línea y la textura que pasan por manuscrito en la mirada veloz y, aunque no lo son, algo comparten. Son el dibujo de un pelo húmedo y solitario pegado a un azulejo transpirado.
Algunos dibujos llegan a ser casi letra, las letras son dibujos, etc. La motricidad esforzada que se ve en las líneas apretadas y temblorosas pero también seguras de los nombres de los infantes escritos por ellos mismos traba fijo el vaivén entre el dibujo y la escritura. Una escritura que una vez adultxs nos domesticamos a hacer con un gesto repetitivo, ágil, de izquierda a derecha y en un descenso a veces no tan elegante.
Estos dibujos, los que vemos en Qué dibujar?, miran el vacío que queda en la pintura. O son, sin mediación, el vacío de la pintura de Marcelo Alzetta. Si los sustrajéramos no existirían esas mismas pinturas. Serían otras, de muy lindos colores seguramente, pero deshuesadas. Una pintura deshuesada es una a la que se le extrajo el dibujo.
MAYRA VOM BROCKE